Gabriel Del Río Doñé advierte sobre posibles protestas en defensa de la cesantía

Durante el VII Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales, el presidente de la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC), Gabriel Del Río Doñé, reafirmó su postura sobre la importancia de mantener la cesantía como un derecho adquirido por los trabajadores dominicanos. A pesar de los acuerdos alcanzados en diálogo con los sectores empleadores, donde se estableció conservar este beneficio, algunos empresarios siguen insistiendo en modificarlo, lo que podría llevar a los sindicatos a movilizarse nuevamente en las calles.

Del Río destacó que, aunque se llegó a un consenso para preservar la cesantía, ciertos sectores empresariales continúan promoviendo cambios que afectarían a los trabajadores. Ante esta situación, el líder sindical dejó claro que no dudarán en tomar medidas de presión, como ya lo han hecho en el pasado con grandes manifestaciones, si se intenta vulnerar este derecho. Para la CASC, la cesantía es un logro irrenunciable y cualquier intento de retroceder en este aspecto será enfrentado con acciones contundentes.

El dirigente sindical explicó que la cesantía es un derecho que solo se activa cuando un trabajador es despedido sin causa justificada, y que, por lo tanto, no debería ser un punto de controversia si se respetan las leyes laborales y la libertad sindical. Sin embargo, en la práctica, muchos trabajadores enfrentan represalias cuando intentan formar sindicatos, lo que deriva en despidos y la consecuente obligación de pagar cesantía. Para Del Río, garantizar la libertad sindical en el país resolvería muchos de los conflictos que hoy rodean este tema.

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Finalmente, Gabriel Del Río hizo un llamado a las autoridades y al Congreso Nacional para que respeten los acuerdos alcanzados y no permitan retrocesos en el Código de Trabajo. Insistió en que cualquier reforma laboral debe enfocarse en promover el avance y bienestar de los trabajadores, en lugar de afectar derechos fundamentales como la cesantía. Los sindicatos están dispuestos a dialogar, pero también preparados para actuar si es necesario para proteger los intereses de la clase trabajadora.